miércoles, 26 de octubre de 2011

De príncipes, corderos, lobos y sapos



Que los príncipes azules no existen ya lo sabemos todas... sobre todo a los 40 y tantos... y el día que dejamos de creer en ellos también dejamos de buscarlos... Entonces descubrimos a los lobos feroces, mucho más divertidos, astutos, picarones... con ese punto macarra que les falta a los príncipes... Los lobos son menos guapos y perfectos, pero en definitiva mucho más atractivos.... Cuando has probado un lobo ya sabes lo que es un hombre... y lo sabes con todas las consecuencias... Porque igual que Caperucita descubrió que el lobo feroz mentía, nuestros lobos también nos engañan a nosotras... El lobo feroz tiene un ego desmesurado, que necesita alimentar constantemente, y eso se traduce en un deseo sexual irrefrenable... Para eso necesita conquistar mujeres, cuantas más mejor... y cada vez que una cae fulminada por sus encantos, él le da una mano de barniz a su insaciable ego.
Un lobo feroz se muestra siempre seguro de sí mismo, parece tener las cosas muy claras y cuando quiere algo va a por ello... si ese algo eres tú, date por perdida.... hará lo imposible por conquistarte y mientras más difícil se lo pongas, más empeño le pondrá él... Ahí florencen sus instintos más básicos y primitivos... si para ello se tiene que meter en la piel de un príncipe azul o de un cordero, no dudes que lo hará... Se mostrará romántico, comprensivo, altruísta.... y empatizará con todas tus cosas, grandes o pequeñas... te dirá todo lo que tú necesitas oír... todo, hasta que caigas rendida a sus pies... Si te enamoras de él habrás perdido todo tu valor y dejará de respetarte.
Los lobos feroces  son inseguros, pero eso lo descubres con el tiempo... justo cuando has descubierto que  son  dominantes,  y que no aceptan opiniones contrarias a las suyas... Cuando se dan cuenta que tú eres autosuficiente y que lo único que aportan a tu vida es sexo, se sienten pequeños, diminutos e  insignificantes... Es justo entonces cuando vuelven a necesitar darle otra manita de laca a su maltrecho ego y buscarán otra presa que los haga sentir importantes.

Amigas, no os dejéis engañar, los hombres de verdad no abundan y los pocos que hay están bien abrochados por mujeres prácticas y listas... Dejémonos de ser sentimentales y románticas... y aprovechemos de los hombres lo único que a nosotras nos falta... su pene erecto :))

domingo, 9 de octubre de 2011

Siete vidas menos seis


Que todos necesitamos seguridades y certezas no es nada nuevo, es tan viejo como las ganas de rascarse...Que todos tenemos un ideal de vida, y que raramente se cumple, también es cierto, y luchar contra eso es como pretender que el mundo gire a la inversa...
Parte de nuestra vida viene dada por nuestras decisiones y otra parte por las oportunidades que ésta nos brinda...Saber escoger a tiempo y en todo momento es toda un virtud, porque en dichos momentos influyen y confluyen tantísimos elementos que es como jugar a la lotería, donde las probabilidades de acertar son mínimas.
Todos somos un cúmulo de vivencias y carga genética... y por supuesto miedos y temores de ambas... Hay gente que vive su vida como si fuera un gato y se da el lujo y la licencia de desperdiciarla como si tuviera la oportunidad de vivir las otras seis... Y hay gente que tiene claro clarinete que esta vida es sólo una y que hay que vivirla a tope, o por lo menos lo más aproximado a nuestros ideales...Jodido es querer/poder encontrar el equilibrio...Lo mismo que ocurre en las relaciones, ocurre en el mundo laboral...gente con talento que lleva toda la vida en el mismo cutrecurro de siempre el cual detesta y que no se da la oportunidad de desarrollar otras facetas...Lo mismo pasa al revés, gente con el intelecto limitado y con muchas ganas de volar y que son incapaces de ver el tortazo que se van a dar.

Yo lo único que tengo claro es que no se puede vivir eternamente en una situación de sinsabores...puedo tardar más o menos en tomar una resolución en cuanto a un tema, dependiendo de cuánto haya en juego, pero no me eternizo, sé que tarde o temprano, me guste más o menos, me duela aquí o allá, debo tomar las riendas de la situación, ser consciente y actuar... Lo que no funciona hay que cambiarlo... Dos veces me he casado, las dos veces sin demasiadas convicciones, pero en ambos casos zanjé la situación cuando se convirtió en agonía... Las dos veces he sufrido, he dudado, y el miedo a pasarlo mal me paralizó un tiempo... pero no me dejé llevar por la corriente de lo comodidad, porque siempre supe que el final habría una catarata de la que caería y me ahogaría...Nadé contra corriente, con el esfuerzo que eso supuso, y sin tener la certeza de que al final no me ahogaría igualmente.

Por otro lado las personas somos como somos y nada ni nadie nos hace cambiar...sólo unos cuantos "privilegiados", de los que han visto la luz al final del túnel, son capaces de hacerlo...
Pero lo normal es ir tropezando una y mil veces en la misma piedra que somos nosotros mismos...y después de una, dos o tres... quizá la rodeas, porque sabes cuánto duele el golpe...pero igual que si te impulsara una fuerza centrífuga, acabas siempre de bruces sobre la piedra...
Algunos se convierten en tristes coleccionistas... y otros más realistas, en vez cagarse en la puta piedra, saben incluso hasta reírse de sí mismos ;)