Mi marinero volvió a la mar
donde no se siente prisionero
donde las sirenas le susurran al oído
donde la sal se le funde con la piel.
Y volvió mi marinero a besarme la mejilla
vestida de lágrimas y abrazos,
envuelta en negro lienzo mi alma hecha pedazos.
Volvió mi marinero a la mar
como cada vez que vuelve a mí
otra vez vuelve a partir.
Y como siempre deja el recuerdo de sus brazos
de mi nombre allí tatuado
de su pecho que es mi lecho.
Y volvió a partir mi marinero
y esta vez no habrá regreso.