miércoles, 25 de mayo de 2011

Embarazo.es




Por extrañas circunstancias estos días he vuelto a rememorar mis dos embarazos...Si los recuerdo así, sin profundizar demasiado, hay dos momentos clave que destaco. Sentir a los bebés dar patadas desde ahí dentro y el momento íntimo y sublime de darles el pecho...Sólo por eso merece la pena ser madre por lo menos una sola vez...Pero claro como todo, no todo es tan tan idílico...a la que me pongo a profundizar un poquito más, con detenimiento, se me ponen los pelos como escarpias...
Yo no me mareaba en los embarazos, no, yo sabía que estaba embarazada por el tamaño, y la tensión que adquirían mis tetas...hacer un test de embarazo el mismo día que me faltaba la regla, y zas, preñao al canto...Luego a los pocos días empezaban las náuseas matutinas y las vomiteras nocturnas, y así hasta el cuarto mes, sin tregua ni descanso...Sobre el quinto mes la cosa mejoraba notablemente...llegaba la primavera, recuperaba mi buen humor, brillaba mi pelo, mi piel, lucía esa barriga maravillosa y absolutamente redonda... y volvían a mí todos los apetitos terrenales, y cuando digo todos son todos...el traqueteo del metro era una fuente de orgasmos, no digo más...Y así una fue engordando con la comida, que no con el sexo, hasta plantarse en unos 15 kg por embarazo...Después los partos, esos que nunca llegaban, pasados de cuentas, en pleno verano...pero llegaron, aunque ambos me los tuvieron que provocar...
Del primero recuerdo el olor a atún que desprendía la matrona a la que le faltaban las primeras cuatro falanges de una mano...la misma mano que utilizó para empujar sobre mi barriga y de paso esguinzarme una costilla...También recuerdo al padre de la criatura languideciendo, porque la noche anterior habíamos dormido poco...ese momento camilla, yo dilatando de dolor y él estirado a mis pies, no se me olvida...que hasta la enfermera lo mando fuera, por lo poco que estaba aportando...Tras horas de parto, un buen corte en el periné, y unos forces, nació mi lechón con 3,685 Kg...arrugado y feo como su abuelo paterno...que yo había imaginado que iba a parir un bebé sonrosado y precioso...y no a mi suegro!!
Después vino la larga lista de inconvenientes....noches y días sin dormir...grietas y sangre en los pezones...dolor de almorranas, de cabeza, de la costilla esguinzada...dolores de entuerto para que el útero vuelva a su ser...el estado de shock por todo lo nuevo... tan de repente, con tanta responsabilidad...las discusiones con mi madre, con  mi marido...por un quítame de ahí ese pañal...en fin qué os voy a contar...
En el segundo embarazo quitarme el diu por la mañana y preñarme por la noche, fue todo uno...por lo demás, todo muy parecido...tuve más apetito sexual y más temor al parto aún...esa vez no era miedo a lo desconocido, sino a lo que esperaba y conocía bien...pero me libré de la episiotomía gracias a las friegas que me di durante meses con aceite de rosa mosqueta...Y nació mi segundo lechón, con 3,400 Kg, y esta vez si era sonrosado... aunque igualito que mi suegro...Entonces todo fue mucho más fácil, el niño nació sabiendo mamar...nada de grietas en los pezones...nada de cicatrices, ni de almorranas...el mismo sueño y el mismo cansancio, pero más llevadero por no ser desconocido...Y bueno, ahora que ya tienen casi nueve y casi cinco años, lo recuerdo todo con nostalgia sí...pero los pelos se me siguen poniendo como escarpias :)

2 comentarios:

  1. Nada más que añadir... nada es horrible ni nada es maravilloso :-)

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  2. Sí....algo tan auténtico no te deja indiferente ;)

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